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viernes, 14 de marzo de 2014

¿Qué decir de la educación? ¿Qué decir del arte?

Educación entendida como un proceso de aprendizaje constante que no solo se desarrolla en la escuela, y como diría Freire “la educación verdadera es praxis, reflexión y acción del hombre sobre el mundo para transformarlo”, siguiendo con este autor una educación en términos revolucionarios y liberadores, donde el educando mediante esta educación  es una persona que va abriendo sus puertas a la realidad social, política y económica, sin olvidarse de ninguna de ellas. Educación como un “acto de amor y, por tanto, un acto de valor”

Arte entendido, según la definición dada en clase, como la forma de comunicación simbólica mediante la cual el artista representa y ordena objetos, signos, sonidos o hechos de manera que probablemente implique significados o despierte emociones.

Educación y arte se unen justo en el momento en que se adhiere el sentimiento a la realidad y la realidad al sentimiento. Nada tiene de educación un acto que no se desarrolle desde el corazón, desde los intereses despertados en la medida en que la persona va interactuando con el mundo. Y por eso de nada sirve la educación sin arte. Y no solo hablamos de la educación formal, que también, pero centrándonos en nuestro ámbito sabemos que el arte es un recurso que puede despertar sentimientos que llegan al interior de las personas y desde ese interior transformar la realidad.

Tras la lectura de diversos artículos sabemos, con más detalle, que el arte es una herramienta que el educador social debería utilizar en su tarea profesional, así se nos va explicando a través de estos textos trabajados posteriormente en clase. Estos nos dan pistas de como el arte ayuda a un colectivo a incorporarse de nuevo en una sociedad de la que han sido excluidos, es un medio que propicia la luchar por un desarrollo más humanizador y más humanizante, el arte es así una forma de llegar al propio interior y desde allí conocerse y empezar a aprender cómo actuar frente las situaciones que nos plantea la vida. Arte entendido también con una función terapéutica, sanadora y reconstruyente; como arma transformadora de la sociedad que es capaz de darle a los individuos el papel que se merecen, el de sujeto y protagonista de las acciones que se van desempeñando a su alrededor, es decir, un sujeto que participa. Participación como un proceso que no acaba con la finalización de la intervención del profesional en el sujeto si no que se consigue llevar a cabo en todas las áreas en las que el ser humano se va desarrollando, como un derecho y una obligación de todo ciudadano. Arte como mecanismo de empoderamiento y capacitación, arte como sinónimo de libertad e independencia, para vivir así en una sociedad justa, libre e igualitaria en la que ningún individuo sea dependiente de ninguna institución, en la que el trato siempre sea horizontal, desterrando totalmente las jerarquías verticales en las que unos están por encima de otros. Con todo esto el arte va creando una identidad colectiva, en la que se es y se crece en la medida en que te interrelaciones con el resto de la sociedad y sin olvidar nunca que la persona es singular y por eso se potenciarán también las capacidades propias e individuales.

Sin lugar a duda, si de algo nos olvidamos cuando desterramos el arte de la educación es la CREATIVIDAD. Creatividad con mayúsculas, porque no hay nada tan poderoso, tan maravilloso, tan fascinante que ver a alguien crear. Crear su espacio, sus sueños, su vida… Por desgracia, la sociedad nos ha enseñado a asustarnos y huir de nuestras ideas, de nuestras grandes ideas y esto, como dice Punset es una excusa para no pensar, porque la creatividad justo va de eso: de pensar sintiendo, de unir el mundo cognitivo con el mundo de las emociones. Es verdad que hemos creado y nos hemos equivocado pero, justo para eso existe el futuro, así que “la única manera de retar al pasado es crear una idea tan poderosa que nos inspire”.


Podría resumir de muchas formas todo lo que he dicho hasta aquí, pero sin lugar a dudas si leo este fragmento no encuentro palabras que concluyan mejor que la educación es arte y el arte siempre será educación:
 “La educación estética, entendida como formación de la capacidad perceptiva y vivencial, es la premisa decisiva para una responsabilidad perceptiva y una percepción responsable del mundo natural y del entorno humano. Si nuestro juicio estético no estuviera atrofiado por la degeneración de la capacidad perceptiva y vivencial, entonces la destrucción violenta por parte de nuestro sistema industrial no podría haber tenido la magnitud que tuvo” (Klaus Michael Meyer-Abich: “Dreissig Thesen zur praktischen Naturphilosophie”, “Treinta tesis sobre la filosofía práctica de la naturaleza”, en: “Ethik der Wissenschaften”, “Ética de las ciencias”, Munich 1986, pág. 105).

jueves, 27 de febrero de 2014

UNA POLÍTICA CULTURAL EJEMPLAR

Hemos entendido estos últimos días en clase el significado del concepto de “política cultural”. Por su propio nombre y teniendo en cuenta la palabra “política”, podríamos relacionarlo directamente con el conjunto de acciones que se pueden hacer desde organismos públicos, pero si hacemos un análisis más íntegro del concepto podemos llegar a ver que no solo se centra en las prácticas que se realizan en los organismo públicos, sino que se debe añadir el significado de la palabra “cultura”, entendiéndola como un mundo de símbolos que comparte una comunidad.
Por lo tanto,  desde el punto de vista de un/a Educador Social o un Tasoc, las políticas culturales se entienden como esas acciones que tienen como  principal objetivo mejorar la calidad de vida de las personas.
Pero desgraciadamente, hoy en día y a consecuencia de la situación económica que atravesamos, es difícil mantener la posición de las políticas culturales, puesto que en la mayoría de los ayuntamientos  los valores o prioridades que tienen y a los que consideran que se debe destinar la economía con la que cuentan están muy lejos de las necesidades educativas, culturales y sociales que tienen los ciudadanos.
A continuación, y a modo de ejemplo de cómo se deberían tratar y gestionar las políticas culturales de cualquier ayuntamiento, comentaré la experiencia que vivimos todos mis compañeros de clase y nosotras en “Quart de Poblet” el pasado miércoles.
En Quart de Poblet, el objetivo en el que se centran es el de “Educar en la ciudadanía”, en su proyecto no tienen programadas unas actividades que puedan ofrecer a los jóvenes del pueblo, sino que cuentan con una serie de espacios de los que pueden disponer los jóvenes para realizar las actividades que ellos quieran organizar.
Para los responsables del proyecto lo más importante es llegar a la gente y a partir de ahí ayudarles a ser ciudadanos, y esto es uno de los puntos más difíciles, por lo que cuentan con una metodología muy efectiva a la que ellos llaman “enamorar”, es decir, para llegar a los jóvenes tienen que demostrarles lo importantes que son para ellos y es ahí cuando se puede empezar a trabajar.
Cuando hablan de trabajar, se refieren a un trabajo en red, es decir, que los jóvenes piensen cosas que son interesantes para ellos y que las hagan con la ayuda de espacios que son proporcionados por el ayuntamiento, pues este cuenta con 6 instalaciones destinadas a la juventud.

En conclusión, lo que nos quisieron transmitir en Quart de Poblet, es que sí que es cierto, que existe una realidad en cuanto a la economía en la que se deben apoyar las políticas culturales, muy significativa, pero lo que realmente debe importar son las personas. Que sepan dialogar, que se trabaje la democracia haciendo democracia y que todo esto se haga con la ayuda y el acompañamiento a los ciudadanos por parte de los Educadores Sociales, Animadores Socioculturales, etc. Pues con la ayuda de estos profesionales y fomentando la participación por parte de la ciudadanía con muy poco dinero se puede hacer una muy buena política cultural.

Hasta muy pronto... 
Nekane